Introducción

Este blog nace desde el más profundo fanatismo hacia el género zombie. Con él quiero intentar dar respuesta a una pregunta que me formulo siempre que leo, veo o juego a una historia relacionada con el Apocalipsis Zombi: ¿Qué es de todas las personas que se esconden en sus casas? Es decir, el protagonista huye, muere, lucha o incluso encuentra el amor, pero ¿Y todas las personas que le ven pasar en su coche, huyendo de las hordas de muertos, desde sus casas? Atrapados. Sin saber qué hacer. Preguntándose si ellos también deberían salir e intentar llegar a alguna parte, o deberían quedarse en casa esperando una ayuda que cada vez parece menos probable, mientras los suministros se agotan. Llega un momento en el que hay que decidir.

En este blog, por lo tanto, no encontrarás un héroe. Habrá muchos héroes anónimos. Que consigan su propósito y se salven o que mueran devorados. En este blog el protagonista no es una persona. El protagonista es el Apocalipsis Zombi. El Tiempo de los Muertos ha comenzado.

I. Calle Fermín Caballero 80, Madrid



Francisco llevaba dos meses encerrado en su casa y sus reservas de comida se habían visto reducidas de manera muy drástica. Había, mejor dicho, habían hecho acopio de provisiones, pero nunca pensaron que esa locura fuese a durar tanto. Y menos que nadie hubiera acudido en su ayuda aún.

Residía en un 5º piso y desde su balcón veía la Avenida de la Ilustración, una de las arterias de la capital. Ahora esa arteria estaba colapsada por coches calcinados, que, como si fueran colesterol, dificultan la circulación de la vía. Y por ellos, claro. Estaban por todas partes y, en opinión de Francisco, cada vez eran más. Apenas dos meses antes, cuando todo empezó y aún eran dos en casa, la amenaza parecía una lejana invención de los medios. Una semana más tarde, esa lejana amenaza le arrebató a su mujer. Resultó no ser tan lejana. A ellos les cogió volviendo de aprovisionarse en uno de los muchos puntos destinados a tal fin.

Eso ocurrió hacía mes y medio, pero para Francisco podía haber pasado un año. Sólo en su piso, para Francisco el tiempo era algo que adquiría un ritmo agonizante. Su única compañía era una retransmisión automática del ejército y los miles de zombis que plagaban la ciudad. La retransmisión, que se repetía una y otra vez por un canal abierto, aseguraba que el Parque Del Buen Retiro era una zona segura. Tenía sentido, al fin y al cabo el Retiro estaba vallado por sus cuatro lados y tenía unas enormes puertas fácilmente controlables. Esa era su única salida. Le quedaban un par de latas de conserva y cada día se encontraba más débil. Tenía que moverse e intentar llegar al centro, o de lo contrario moriría en ese piso.

El problema a la hora de planificar un viaje hasta el Retiro, era la putrefacta marabunta de la calle. Desde su balcón podía ver que eran cientos, aunque seguramente en el centro la cosa sería peor. Miles de personas quedaron atrapadas en kilométricos atascos que se convirtieron en trampas mortales cuando las oleadas de muertos llegaban atraídas por el ruido.

Si quería llegar al Retiro necesitaba un coche. A poder ser un todo terreno, por si tenía que conducir por aceras o parques. El suyo se había quedado en algún punto de la huida que habían emprendido su mujer y él cuando los muertos asaltaron el punto de abastecimiento, aunque el pequeño Fiat Punto tampoco era una buena opción. Llevaba tiempo fijándose en un Nissan Terrano que estaba abandonado en medio de la calle. Parecía tener la ventanilla abierta, por lo que era probable que las llaves estuvieran puestas. Era su mejor opción, y si esa le fallaba, podría encontrar otro coche o, en último caso, volver al piso.

Cuando tuvo una mochila preparada con lo poco que iba a llevarse, salió al balcón con una figura de bronce que le había regalado su suegra y que nunca le había gustado. Divisó su objetivo y la lanzó. La figura reventó la luna trasera de un deportivo aparcado en la calle y la alarma del coche comenzó a sonar, atrayendo a todos los muertos que andaban por la zona y dejando vía libre a Francisco. Bajó a la calle armado con un bate de béisbol y con cautela se acercó al Terrano. Las llaves estaban puestas. Se montó e intentó arrancar. No ocurrió nada, tan sólo se encendieron las luces del velocímetro. Claro, el coche debió quedarse arrancado y tanto la batería como la gasolina se agotaron con el paso de los días. Frustrado, golpeó el volante a la par que la sirena del deportivo dejaba de sonar. Para su horror, el claxon del Terrano lanzó una última bocanada. Y fue lo suficientemente alta como para atraer a todos los muertos que estaban a su alrededor.

Francisco salió disparado del Terrano y comprobó aterrado que el portal de su casa estaba ya plagado de zombis. Corrió hacia la Avenida de la Ilustración y la cruzó por un puente que conectaba con la calle Camino de Ganapanes. En esa calle había un párking y allí podía haber un coche operativo. Llegó al párking sin aliento. Los dos meses de inactividad en su casa le estaban pasando factura. Tras él, los zombis le seguían y se encontraban a unos 300 metros. Tenía menos de un minuto. Comenzó a tirar de las puertas de los coches y ninguna cedía. Afanado en su labor, no se percató de un muerto que, sin piernas, se arrastraba hasta donde él estaba golpeando una ventanilla. El mordisco del zombi le arrancó el talón de aquiles de cuajo y dejó a Francisco a merced de la turba de no muertos que se le acercaba. Aplastó la cabeza con el bate al zombi que le había mordido y comenzó a arrastrarse. Pero era inútil. Los muertos le alcanzaron en el número 180 de la Avenida de Monforte de Lemos. Sus gritos atrajeron a multitud de muertos que llegaron tarde, pues a los 2 minutos de empezar la carnicería, ya no quedaba gran cosa.


3 comentarios:

  1. ¡Muy bueno Pakito! Desasosegante a tope, y me ha sorprendido el final porque pensaba que era un primer capítulo con continuidad. Pero por que coño me sorprendo ¡eres tú!
    Muy bueno, en serio.

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  2. Gracias, bueno, la idea es que la continuidad no la marquen los personajes. Cada historia tendrá un protagonista y se iran conectando un capítulo con otro hasta crear un colleage. Me alegro de que te haya gustado.

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  3. Muy bueno, yo vivo por esa zona y ni en la Avda. de la Ilustración, Monforte de Lemos, Vereda de Ganapanes, Ginzo de Limia... no he visto ninguno, menos mal porque si no me da un patatús :D. Sólo conozco en cine "La noche de los muertos vivientes" de George A. Romero y no he podido ver más de zombies.

    Mi hija meugenia te ha pedido opinión en el foro del 20 minutos "valoración de nuestros blogs", y es así como te he encontrado.

    Participo con "Conocer Madrid", en la categoría "Tu Ciudad" por si te apetece pasarte.

    Saludos y buena suerte.

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